¿Cómo han cambiado nuestras calles y ciudades? La gran manzana, #NYC todavía no tiene turistas extranjeros y nacionales hay pocos.

A las tiendas les cuesta llenar los escaparates de ingenio, creatividad y entusiasmo.
Las nuevas colecciones apenas asoman la nariz con discreción y timidez, buscando un público todavia escaso.

La crisis se siente en el « #retail » y uno de los mayores centros comerciales del mundo todavía se resiste a salir de la crisis con osadía, rebeldía y seguridad.

Las compras online han derrotado durante un año y medio a los grandes almacenes y pequeñas tiendas y la falta de transhuntes con bolsas caminando por las calles, ante la falta de atractivas ofertas y la escasez de variedad en productos es evidente.

Los #comercios esperan el regreso de los compradores habituales y estos no acuden por la falta de novedades y sorpresas.

Mientras tanto todos hemos “vuelto a comer en la calle”, como vulgarmente se dice.

Evitamos en lo que podamos los espacios cerrados y preferimos las terrazas, sobre todo con el buen tiempo, pero al mismo tiempo buscamos la “elegancia, privacidad e intimidad”, si la ocasión lo sugiere.

Y es que el paisaje de las #ciudades está cambiando, buscando más espacios abiertos y zonas verdes.

Los #restaurantes han invadido las aceras para poder sobrevivir y continuar ofreciendo un buen servicio a los comensales y poder recuperar “el tiempo perdido”.

En muchas ocasiones han invertido grandes sumas de dinero en diferenciarse, aportar un valor agregado y seguir ofreciendo “glamour” y “exclusividad” en las calles neoyorquinas a sus clientes, con distinción y gusto.

¿Cómo nos estamos adaptando después de haber estado aislados? ¿Tenemos miedo? ¿Y nuestros negocios? ¿Qué nuevos productos y servicios hemos incorporado para retener o atraer a nuevos clientes?¿o estamos esperando a ver como soplan los vientos de la economía del otoño?

La #sociedad posee una gran capacidad de adaptación y la “excelencia” debe de permanecer en todos los niveles y diferentes sectores.

La vida sigue y el mundo gira y cada vez es más rápido y exigente.

Mientras tanto « la ciudad que nunca duerme, continúa aletargada esperando que la caida de la hoja y el frío la despierten »